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lunes, 17 de diciembre de 2007

Aprendiendo a desprecipitarse entre precipitaciones.

A veces llueve en Santiago. A menudo, como minimo , hace un frio que pela, y desde mi ventana empañada siempre entran ambas cosas a la habitacion, que a duras penas consigue mantenerse caliente ( o al menos no-fria) con un radiador encendido todo el dia.

Y entre medias y tiritaciones mi cabeza divaga, que se le da muy bien, y intentando arreglar una precipitacion previa precipitadamente, se vuelve a precipitar. Que precipitado es todo.

A veces me pregunto si no seria mejor encerrarme en un arcon (o una habitacion, ya puestos a pedir, con comida agua aire y un ordenador con conexion a internet) y tirar la llave lejos, lo bastante lejos como para que los unicos que pudieran encontrarla fueran animales salvajes sin pulgares ni mayor interes en usarla mas alla que como rascador.

Resulta que llegas y haces una estupidez. Vale, genial, todos cometemos errores, y yo particularmente no estoy precisamente exento. Sobretodo con la gente. Y entonces, cuando por fin ambas partes empezaban a asimilarla y dejarla pasar, vas, y haces otra, reviviendo todo el asunto de donde quizas nunca deberia haber salido.

Voi a empezar a pensar en decirle a la gente que no le de validez a nada que diga cuando se ponga el sol.

Pues a ver como arreglo esto.

Si es que parece que no aprendo.

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